Mientras que Europa acelera hacia los pagos digitales y prepara el euro digital, el BCE sorprende. Recomienda guardar efectivo en casa. Esta indicación revela una realidad demasiado a menudo ignorada en los discursos oficiales: la fragilidad de los sistemas digitales frente a las crisis. Un regreso explícito al dinero en efectivo no representa un paso atrás, sino una anticipación lúcida de los riesgos sistémicos, entre fallos, tensiones geopolíticas y ciberataques.