Las acciones de EE.UU. sufrieron un golpe el 1 de agosto, perdiendo 1,1 billones de dólares en valor después de que el presidente Donald Trump presuntamente despidiera al jefe de la Oficina de Estadísticas Laborales, Erika McEntarfer. La decisión ocurrió horas después de un decepcionante informe de empleo de julio.